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tesla descapotable spaceX

 

Pasados más de 50 años del lanzamiento de los primeros cohetes espaciales, resulta difícil captar la atención de los medios y la opinión pública con los nuevos retos tecnológicos que están sucediendo en el sector aeroespacial. Ayer se produjo uno de estos hitos que pasarán a la historia y una parte fundamental de su éxito, le corresponde al visionario emprendedor Elon Musk, cuya compañía SpaceX ha puesto en órbita de forma exitosa el Falcon Heavy, el cohete más poderoso en activo del mundo, con una capacidad de carga de 64 toneladas.

El marketing sale al espacio exterior
Se trata de un vuelo experimental que transportará en su interior una carga puramente simbólica: un descapotable color rojo de la firma Tesla con el maniquí de un astronauta en el puesto de conducción, que surcará la negrura del espacio exterior hacia el interior del sistema solar, acercándose a la órbita de Marte.

"Me encanta la idea de que un automóvil se mueva aparentemente sin fin a través del espacio y tal vez sea descubierto por una raza alienígena millones de años en el futuro", tuiteó Musk el pasado 2 de diciembre.

¿Para qué mandar un automóvil al espacio exterior?, ¿servirá solo para incrementar la chatarra espacial?. Más allá de estas preguntas lógicas, la inclusión del descapotable eléctrico en este vuelo experimental es una espectacular acción de marketing que elevará la imagen de marca Tesla más allá del cielo y las estrellas.

"El entusiasmo y el interés que genera más que compensa el infinitesimalmente pequeño 'tirar basura' del cosmos”, dijo el experto en desechos orbitales Darren McKnight, director técnico de Integrity Applications en Chantilly, Virginia, que además bromeaba sobre el asunto:

"es una gran pérdida de un auto hermoso, así que me encantaría quedarme el nuevo Tesla rojo, y enviar mi Prius color plata de cinco años al espacio".

El presidente Trump elogió y felicitó en Twitter este éxito del ingenio y poderío del pueblo americano:

Falcon Heavy abre la puerta de la era comercial del espacio
El lanzamiento exitoso de Falcon Heavy va más allá de una demostración de poderío en línea con las de la Guerra Fría.

El poderoso cohete de SpaceX mide 70 metros de alto –como un edificio de 23 plantas– y tiene 27 motores con una fuerza de empuje de más de 2.500 toneladas, equiparable a la de 18 aviones Boeing 747. Su capacidad de carga dobla la del cohete más poderoso que había hasta ahora en activo, el Delta IV Heavy de la United Launch Alliance (ULA, una empresa conjunta de las poderosas casas Lockheed Martin y Boeing).

Sin embargo el cohete de Musk es mucho más barato; según SpaceX el coste de un viaje del Falcon Heavy es de 90 millones de dólares, una cuarta parte del coste de poner en órbita el Delta IV Heavy.

De esta forma la firma SpaceX se posiciona como la compañía capaz de transportar más carga a menor coste para clientes privados y públicos tan poderosos como la NASA, las empresas de satélites de telecomunicaciones o el Ejército de EE UU.

El sueño de Elon Musk
Falcon Heavy es la primera pieza del sueño de Musk: convertir los viajes al espacio en una posibilidad real y viable económicamente para el público general, ofreciendo un medio de transporte rentable para que las empresas privadas más ambiciosas sean capaces de llevar al ser humano a Marte.

El sueño de Musk va aún más allá, combinando el aspecto comercial, el desarrollo tecnológico y la curiosidad humana por explorar y descubrir otros mundos. El plan de Musk contempla la colonización del planeta rojo en varias etapas. A partir de 2022 los humanos podrían viajar a Marte en una nave que transportaría entre 100 y 200 personas cada 26 meses. Una experiencia que permitiría 'colonizar' el cuarto planeta en unos 100 años.

Los colonos de Musk, serán los encargados de abrir el camino a futuras expediciones y los primeros en humanos en ver son sus propios ojos los cielos color tabaco de Marte, su pequeño y cerrado horizonte, los primeros en tocar sus gélidas y enrojecidas arenas, sus agrestes rocas primigenias inalteradas a lo largo de los tiempos.

Emulando a los pioneros imaginados por Kim Stanley Robinson en su fabuloso Marte Rojo, estos valientes viajeros se enfrentarían a un mundo vacío y hostil a su naturaleza, que quizá con el tiempo, quién sabe, pueda ser terraformado para adaptarlo a los seres humanos.

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Comentarios   

0 #1 Ozner 07-02-2018 13:51
"Me encanta la idea de que un automóvil se mueva aparentemente sin fin a través del espacio y tal vez sea descubierto por una raza alienígena millones de años en el futuro"

Qué imaginativo... el comienzo de una nueva era espacial?
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