Un equipo de científicos de la Universidad de Berkeley crea un atlas cerebral que muestra las distintas áreas en las que el cerebro almacena las palabras.
El funcionamiento interno del cerebro sigue siendo un campo de estudio donde queda mucho por descubrir. Esta fabulosa máquina orgánica gestiona numerosas funciones fundamentales de nuestro organismo y crea fenómenos de enorme complejidad como el “yo”, la conciencia y el pensamiento abstracto.
Un grupo de científicos de la Universidad de Berkeley en California, ha construido un modelo tridimensional del cerebro humano, que muestra en distintos colores las zonas en las que se almacenan las palabras.
Los investigadores analizaron las imágenes de la actividad neuronal de siete voluntarios que escucharon historias de un programa de radio, mientras los científicos escaneaban su actividad neuronal. Para construir el mapa cerebral se monitorizaron los diferentes flujos de sangre en las distintas regiones del cerebro, descubriéndose que éste organiza la información en pequeños cubos llamados voxels (una unidad de medida equivalente a un píxel en los objetos tridimensionales).
Los científicos hallaron que el cerebro organiza la información semántica en función de categorías y contextos relacionados. Cada mapa cerebral es único y distinto en cada individuo aunque áreas similares del cerebro se utilizan para almacenar palabras parecidas.
El cerebro organiza la información teniendo en cuenta los significados y relaciones complejas. Esto explica la capacidad de diferenciar los significados de palabras polisémicas. El cerebro almacena en zonas distintas palabras como bolsa que tienen distintos significados.
Los científicos utilizaron colores distintos para mapear las distintas áreas del cerebro, relacionándolas con sus categorías semánticas. El resultado del estudio fue publicado en la revista Nature y ha dado lugar a una fantástica web donde podemos ver el atlas tridimensional en colores del cerebro humano, con la posibilidad de interactuar y girar el cerebro para observarlo desde todos los ángulos.
El equipo de Berkeley espera que el estudio resulte de utilidad para crear un “decodificador del lenguaje” que permita expresarse a personas que sufren trastornos del habla, como algunos enfermos neuronales o pacientes con ELA.