Todos hemos visto alguna vez al clásico hombre anuncio, con su cartel colgado del pecho o su disfraz de mascota. Las marcas apuestan por esta comunicación para dar vida a sus mensajes y conseguir que su marca no sea algo inerte para el posible cliente que pasa por delante.
Pero la publicidad ha ido un paso más allá y en lugar de contratar el servicio de una persona para pasear un cartel con la marca, apuestan por alquilar o comprar su piel. ¿Hay algo más vivo que tatuar un logo o página web en el propio cuerpo de alguien?
Este es el caso de la compañía aérea Air New Zealand, que contrató a 30 personas en Estados Unidos, para que se rapasen y se tatuasen en la cabeza el siguiente mensaje durante 2 semanas: "NEED A CHANGE? HEAD DOWN TO NEW ZEALAND. airnewzealand.com” (¿Necesitas un cambio? Baja a Nueva Zelanda). A cambio, la empresa les pago con billetes para viajar a las islas o bien con 777 dólares (en honor al Boeing 777 de la compañía).
Las tripitas de las embarazadas también son una buena manera de ganar notoriedad, puesto que son foco de todas las miradas. Así lo pensaron Asia Francis y Amber Rainey, dos estadounidenses que ofrecieron sus vientres por internet al mejor postor. Finalmente fueron contratados por la empresa de hostings Global.com y por el casino y hotel Golden Palace que además patrocinaron y grabaron los partos de sus soportes publicitarios. En el caso de Francis recibió 1000 dólares por toda la campaña.
El Golden Palace también alquiló la frente de otra ciudadana, a la cual pago 10.000 dólares, una cuantía mayor pues su tatuaje era en la cara y permanente, no de henna como ocurre en muchos casos.
Otro caso paradigmático es el de Billy Gibby, el cual pidió al Libro Guinness que le certificará como el hombre con más tatuajes publicitarios del mundo. “El marcas” como le apodaron en los medios de comunicación, tiene toda la cara y parte de su cuerpo lleno de logotipos y mensajes comerciales, hasta el punto de parecer un tablón de anuncios. Su primer tatuaje patrocinado fue en la espalda por 10.000 dólares pero después comenzó a vender los espacios de su cara.
El problema llego cuando las marcas empezaron a bajar sus tarifas por la saturación publicitaria de la cara del chico, por lo que antes pagaban 1000 dólares, pasó a valer 300 y más tarde 75. Por ello decidió vender también su nombre y lo cambio por el del proveedor de servicios de alojamiento Hostgator Dotcom, aunque después se lo vendería a la web Buzzfeed más un espacio en su frente por 800 dólares. Billy pasó a llamarse entonces Buzzfeeddotcom.
Sin cara y sin nombre, el chico quiere ahora deshacerse de los tatuajes pero no tiene dinero para el tratamiento.
El arrepentimiento final de Billy debería servir como ejemplo para otros osados que también subastan las partes de su cara para insertar publicidad. Este es el caso del australiano Jason Nieblingy de Uwe Trösch que cuartea su rostro de esta manera especificando a las empresas los precios de cada zona: nariz 2.000€, pómulos 20.000€, barbilla 5.000€, maxilares 15.000€ y la frente 50.000€. La suma total de todo su rostro asciende a los 100.000€.
Pero no sólo la cara, espejo del alma está cotizada por los anunciantes, los calvos, las mujeres con grandes pechos y los muslos de las japonesas son un importante activo.
En Nueva Zelanda una aerolínea pagó 500 euros a calvos que se tatuaran de forma temporal en su cráneo una publicidad, se pasearán por el aeropuerto e hicieran cola en las puertas de embarque para que los pasajeros de detrás tuvieran que observar la publicidad durante un buen rato. En República Checa una mujer cobra 10 euros por escribirse ella misma mensajes comerciales en sus protuberantes pechos. Y en Japón el soporte preferido son los muslos de las japonesas. Las marcas tatúan en las piernas de las modelos niponas sus mensajes y dibujos corporativos a cambio de unos 100 dólares al día, eso sí, los tatuajes pueden borrarse.
Además las chicas deben hacerse fotos y subirlas al menos a dos redes sociales para difundirlas entre sus seguidores.
Otro ejemplo lo protagonizó la marca inglesa de productos de belleza online, FeelUnique.com que pagó a 10 hombres y mujeres para que se tatuaran temporalmente en los párpados de los ojos la dirección web de la tienda y parpadearan a los viandantes.
No sólo la piel está cotizada entre los anunciantes también los hombres de pelo en pecho o espalda, están de suerte. Un ejemplo de ello es el caso de Matthew Shotwell, un estadounidense que subastaba sus pectorales llenos de pelo como soporte publicitario, donde afeitaba el eslogan de la marca que mejor pagara.
Con estas acciones las marcas no sólo se benefician de la visibilidad que le dan sus anuncios vivientes, muchas acaban en televisión, periódicos o revistas, gracias al interés que suscitan estas personas para los medios. De hecho, algunas de ellas han sido entrevistadas o han participado en diferentes programas de televisión.