La publicidad, esa forma de comunicación persuasiva que satura los medios y a veces incluso los sentidos, puede llegar a resultar molesta o intrusiva para muchos usuarios. Pero ¿alguna vez te has preguntado cuánto tendrías que pagar por un Internet sin publicidad?
Esto mismo se preguntó la plataforma de vídeo Ebuzzing, llegando a la conclusión de que cada usuario tendría que pagar unas 140 libras (unos 176 euros) al año por navegar en un Internet sin anuncios publicitarios.
Para realizar el cálculo dividieron la inversión en publicidad online (6.400 millones de libras) entre el número de usuarios en Reino Unido (45 millones).
Ebuzzing encargó una encuesta a la firma Censuwide para preguntar a los usuarios si estarían dispuestos a pagar esta cantidad y ¿cuáles fueron los resultados?
Un 98 % de los encuestados contestó un no rotundo a pagar por eliminar los anuncios. Al mismo tiempo un 63% de los usuarios confiesa saltarse los anuncios lo antes posible.
Un 16% utiliza un bloqueador de anuncios tipo Adblock, y un porcentaje idéntico abre nuevas ventanas para evitarlo.
Es decir, el usuario típico lo quiere todo absolutamente gratis, nada nuevo bajo el sol.
La publicidad es un importante instrumento para dinamizar la economía, democratizar la cultura, facilitar el acceso a los medios y por supuesto ofrecer al usuario una multitud de servicios de forma "gratuita". Entrecomillo la palabra gratuita porque naturalmente siempre existe algún coste, alguna forma de intercambio por el que los proveedores de estos servicios nos permiten su utilización sin coste alguno.
A menudo escucho a las personas lamentar e incluso maldecir la saturación de mensajes publicitarios que reciben mientras navegan por Internet, consultan el correo o utilizan cualquier aplicación.
Mi respuesta siempre es la misma ¿Estarías dispuesto a pagar por todas las maravillosas y sofisticadas aplicaciones que usas en tu computadora o en tu móvil, a cambio de suprimir la publicidad?
El usuario habitual de Internet y las redes sociales, es una persona de clase media que posee dos o más dispositivos con acceso a Internet, cargados con aplicaciones como Google Maps una aplicación gratuita servida por Google con la que se ahorra el coste de planos, mapas y un GPS; Gmail, un estupendo gestor de correo electrónico con posibilidad de realizar hangouts o videoconferencias; Evernote, una fantástica agenda electrónica multifuncional; Flipboard, un cómodo agregador de noticias para mantenerse informado sin tener que comprar el periódico; Dropbox, OneDrive, Media Fire o Google Drive, a veces todos a la vez, para mantener sus archivos y compartirlos en la nube, es decir almacenamiento virtual completamente gratis; We Chat, Telegram, Line, etc, para comunicarse en todo momento y de forma gratuita, ahorrándose el coste de los mensajes SMS; todo tipo de videojuegos y un sinfín de utilidades, por las que está plenamente convencido de que no hay que pagar.
Es curioso que casi nadie se pregunte: ¿Por qué estas compañías me regalan tantas cosas a cambio de nada, estos sofisticados programas y plataformas, para los que se necesita un gran talento y años de desarrollo?
Verdaderamente resulta de una ingenuidad extrema que nos hayamos acostumbrado a consumir tantos servicios de forma gratuita y además nos quejemos constantemente de los anuncios publicitarios o quedemos atónitos cuando se descubre que los grandes de Internet negocian con nuestros datose intereses personales.
Incluso servicios masivamente implantados como Whatsapp, tienen dificultades para rentabilizar modelos de negocio sin publicidad porque la mayor parte de los usuarios no terminan de comprender por qué han de pagar 89 céntimos al año pese a estar ahorrando una importante suma de dinero en llamadas y mensajes con los operadores de telefonía. Es frecuente escuchar la escusa de que al pagar un ADSL muy caro ya se están pagando estos servicios, un argumento algo infantil y peregrino. Los desarrolladores de aplicaciones, plataformas de vídeo, noticias, videojuegos, etc, no cobran un céntimo de nuestro recibo de ADSL; Telefónica o Jazztel, sí.
Según Jeremy Arditi, director general de Ebuzzing, Reino Unido, "la industria de la publicidad tiene un papel importante que desempeñar en el mantenimiento de los contenidos web gratuitos, pero tenemos que responder a lo que los consumidores nos están diciendo", explica en el diario inglés The Telegraph.
"Tenemos que aumentar la participación en lugar de interrumpir. Esto se traduce en la introducción de nuevos formatos que los consumidores encuentren menos intrusivos, más creativos y que ofrezcan a los consumidores un mayor grado de elección y control."
Lo cierto es que los modelos de negocio "Freemium" también tienen grandes dificultades para conseguir que el usuario actualice a las versiones de pago. El usuario siempre busca la opción gratuita aunque pierda funciones o funcione peor.
Según el estudio el 77% de los consumidores nunca paga por la opción Premium de las aplicaciones, manteniéndose en la versión gratuita con funciones limitadas.
"Los desarrolladores de aplicaciones seguirán siendo muy dependientes de la publicidad para financiarse", explica Arditi.
Sin duda la publicidad debe caminar hacia formatos menos intrusivos y más útiles o adaptados a las necesidades del usuario. La publicidad nativa es una orientación novedosa que puede sustituir al ya agotado modelo de banners, pero aún queda mucho camino por recorrer.
También los usuarios tendrán que aprender a realizar un uso más consciente y responsable de la web con todas sus plataformas y aplicaciones, entendiendo por ser consciente, comprender que la infinidad de servicios que utiliza también necesitan ser rentables, algo que hoy por hoy, en muchas ocasiones sólo es posible mediante la publicidad. Como se ha dicho muchas veces, si todo lo que consumes es gratis, probablemente el producto eres tu.
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