Lo prometido es deuda y aquí está la continuación del anterior artículo "El marketing de la belleza" en el que se analizaban los aspectos psicológicos y marketinianos de la belleza. En esta segunda parte investigaremos más profundamente la relación que se establece entre el aspecto físico y el desarrollo de la carrera profesional.
Belleza y empleo
La belleza seduce, fascina, atrae y engatusa a todos sin excepción. Analizar cómo influye y condiciona las relaciones laborales y el acceso al mercado de trabajo es un tema fascinante y no exento de polémica que las ciencias sociales han investigado con numerosos estudios en los últimos años. Preguntas como ¿ayuda ser bello a encontrar empleo? o ¿es la belleza una garantía para obtener mejores recompensas? pueden ser hoy en día contestadas a la luz de los últimos hallazgos científicos.
Amor a primera vista
Cada año, las empresas españolas reciben cientos y hasta miles de curriculum que deben ser leídos y analizados por alguna persona del departamento de Recursos Humanos. Lo primero que encontrarán en muchos casos es una fotografía de la persona en cuestión, una imagen que en cuestión de segundos causará una primera impresión y producirá un efecto psicológico.
Si la persona es bella, si su imagen atrae al seleccionador de personal, éste automáticamente, de forma intravenosa y apenas consciente se sentirá seducido, mostrando una mejor predisposición hacia el candidato valorando positivamente sus logros y competencias y suavizando o incluso pasando por alto algunas carencias o incoherencias que de otra manera tendrían un juicio más crítico. ¿Es esto cierto y lo es en todos los casos?, ¿influyen factores como el sexo de los protagonistas u otros rasgos culturales?
Comportamientos irracionales
A finales de los noventa, un restaurante de Houston (Texas) se convirtió en escenario de un experimento. Un jurado de diez miembros estableció el grado de belleza de los cincuenta camareros y camareras que participaron en el proyecto. Éstos anotaron día a día las ganancias y propinas recibidas por los clientes. ¿Adivinan el resultado? En el caso de las camareras las ganancias fueron directamente proporcionales a su atractivo físico. La calidad del servicio no tuvo mucha influencia. En el caso de sus compañeros masculinos el aspecto físico fue más bien indiferente importando más la simpatía y la calidad del servicio ofrecido. ¿Por qué los clientes dejan más propina a una camarera guapa por el simple hecho de serlo?
El capitalismo de la belleza
En 1994 los economistas D. Hamermesh y Jeff Biddle realizaron un ambicioso estudio llamado "La belleza en el mercado". Para ello crearon un censo demográfico en el que constaban los ingresos económicos, y además (sin conocimiento del entrevistado) la valoración de la belleza de cada individuo en una escala de cinco. El resultado de este enorme esfuerzo estadístico fue el siguiente: los individuos más bellos (un tercio del censo) ganan alrededor de un 5 por ciento más que la media, mientras que los menos atractivos suelen ganar entre un 5 y un 10 por ciento menos.
Estudios similares en otros países demuestran lo mismo: el tercio más atractivo de la población gana un 10 por ciento más que el tercio menos atractivo.
¿Es irracional que los empresarios prefieran contratar personas bellas en sus negocios? En algunos sectores como la publicidad y el marketing se acepta que las personas bellas, elegantes y atractivas inspiran mayor confianza para cerrar las ventas. Los clientes prefieren hacer tratos con personas atractivas y de buen aspecto.
El sexo sí importa
Los estudios sobre la belleza también confirman algo que de forma popular ya sabemos, en el sexo femenino la belleza influye mucho y de manera distinta. Es obvio que en algunos ámbitos como la televisión, la moda o la publicidad el aspecto físico es absolutamente determinante en la carrera profesional de las mujeres. También es obvio que éstas manejan a la perfección sus "armas" y efímeros atributos estéticos (ya sean naturales o artificiales) para medrar y triunfar en aquellos lugares en los que la imagen lo es todo. La ciencia también se ha ocupado de estudiar la movilidad social y el estatus de las mujeres en función de su trayectoria profesional.
En 1982, los sociólogos Richard Udry y Bruce Eckland entrevistaron a trece mil hombres y mujeres quince años después de terminar la Universidad. Cuanto más bella era la foto de la mujer que se veía en el álbum de clase, más rico y exitoso era su marido. El estatus social de aquellas mujeres no respondía a su trayectoria académica sino simple y llanamente a su aspecto. En los hombres objeto de estudio no se pudo encontrar una correlación parecida sino al contrario: cuanto más atractivos habían sido de jóvenes ¡menos instruida era la mujer con la que compartían sus vidas!
Demasiado guapa para ser inteligente
Aquí nos encontramos con otro estereotipo al que debe enfrentarse toda mujer bella que aspira a un puesto directivo o de liderazgo y que puede llegar a ser un verdadero obstáculo en algunos casos. Economistas de la Universidad Ben Gurion de Israel confirmaron en un estudio realizado en 2010 que ser atractiva puede reducir las posibilidades de contratación de una mujer hasta un 30%.
En este estudio se enviaron 5312 pares de curriculum con foto (hombre-mujer) a 2656 ofertas de empleo. Los resultados fueron los siguientes: los hombres atractivos recibieron una tasa de respuesta del 19,9%, casi un 50% más que la media de los hombres poco agraciados. Es decir los guapos necesitaban enviar cinco curriculum para obtener una respuesta, en cambio los poco agraciados necesitaban enviar al menos once.
Las mujeres en cambio fueron penalizadas por la belleza: los CVs sin imagen tuvieron la mayor tasa de respuestas, un 22% más alta que la de las mujeres poco agraciadas y un 30% más alta que la de las mujeres atractivas.
Lo cierto es que después se descubrió que las mujeres sufrían esta penalización cuando sus CVs caían en manos de mujeres en los departamentos de selección de personal. Las personas que filtraron los CVs fueron mujeres en un 96% de los casos, jóvenes (de una edad media de entre los 23 y los 34 años) y generalmente solteras (en un 67% de los casos). Es decir, las seleccionadoras penalizaban a las mujeres más bellas.
No obstante el estereotipo de la mujer bella y poco competente sigue existiendo. La mayoría de los licenciados universitarios de la UE (el 58,9%) son mujeres pero su nivel de educación no resulta representativo de su situación en el mercado laboral. Un estudio realizado por la socióloga Anke von Rennenkampft demostró que las candidatas bellas que se enfrentaron a entrevistas de trabajo para puestos directivos, sufrieron interrogatorios más duros y hostiles que las candidatas menos agraciadas y de aspecto más duro o masculino.
Sin entrar en consideraciones morales, ética profesional u otros valores como la justicia (no son objeto de este artículo) he de concluir que es obvio que la belleza y el éxito van de la mano, que la belleza abre puertas, que las personas más agraciadas lo tienen en principio bastante más fácil, pero no siempre. Factores como el sexo del entrevistador y el entrevistado o el puesto de trabajo al que se opta pueden ser determinantes para facilitar u obstaculizar el acceso de los candidatos y el desarrollo profesional.
Ver también: Marketing de la belleza. ¿Ayuda en la vida ser guapo?