Cuando una compañía lanza un producto realmente innovador o una tecnología disruptiva debe ser consciente de que se enfrenta a distintos tipos de limitaciones, que van desde los prejuicios morales del consumidor a los aspectos legales.
A menudo no basta con que el producto sea bueno, cubra una necesidad, resulte atractivo para el consumidor y la campaña de publicidad o relaciones públicas sean efectivas. En último caso, la sociedad debe aceptarlo o legitimarlo.
Importantes innovaciones médicas como la clonación humana o productos como el Segway son ejemplos de cómo la sociedad ejerce un control a través de los valores morales y las regulaciones legales, llegando a rechazar o condenar un producto.
Este también es el caso de las gafas de Google, un dispositivo que empieza a tener serios problemas de aceptación por parte de individuos y colectivos preocupados por la privacidad.
Google lanzó el programa Google Glass Explorer, una ambiciosa campaña de relaciones públicas que permitió probar la versión beta de las gafas a un grupo selecto de usuarios.
La finalidad del programa era principalmente recoger datos y primeras impresiones con el fin de mejorar el producto eliminando defectos y carencias. Una prueba de ello es que en sólo 11 meses el dispositivo ha recibido tres actualizaciones de hardware y nueve de software.
Sin embargo, las muestras evidentes de rechazo de algunos usuarios y el aumento del número de establecimientos que están prohibiendo el uso de las gafas, en ciudades como San Francisco, han hecho saltar todas las alarmas de los departamentos de relaciones públicas de la empresa.
Con el fin de aclarar algunos conceptos y calmar los ánimos de los usuarios que ven el producto como una invasión de su privacidad, la compañía ha publicado un texto llamado "The Top 10 Google Glass Myths" (Los 10 grandes mitos de Google Glass), donde se explican detalles importantes como que llevar puestas las gafas es sinónimo de estar grabando con ellas, que las gafas son un prototipo y no un producto final, que no obstaculizan la visión, no pueden hacer un reconocimiento facial o que no es cierto que estén empezando a prohibirse en todas partes.
El texto hace especial hincapié en el aspecto de la privacidad, recordando como otros grandes inventos como las cámaras fotográficas, provocaron reacciones similares y llegaron a ser prohibidas para proteger la privacidad en el siglo XIX.
Puede consultarse el texto completo en la página de Google Glass.
Ver también:
Algunos establecimientos empiezan a prohibir el uso de Google Glass.